Extraños compañeros de cama
L’exmilitant socialista Ismael Hernández reflexiona sobre el pacte de govern a l’Ajuntament de Montcada
En política, como en casi todos los aspectos de la vida, es bueno tener ambición. Bien gestionada, puede servir para coger impulso en momentos críticos y superar dificultades, pero en exceso, puede provocar que se cometan errores garrafales. Lo que hemos visto a raíz del pacto PSC, Vivim y PP es un claro ejemplo de ello.
Cuando se dan giros de volante incoherentes pensando en el corto plazo se corre el riesgo de poner en peligro el valor más importante que tiene un político: la credibilidad. Si tu electorado ve que haces algo que no encaja con la imagen que tiene de ti y de tu partido, acabas perdiendo la capacidad para generar confianza. Precisamente eso es lo que ha pasado en estos días.
Es altamente incoherente que el PSC pacte con un partido, Vivim Montcada, fundado por un acérrimo crítico del partido, sobre todo, porque los socialistas que forman ahora el gobierno local maniobraron, en su momento, para que esa persona no accediera a ningún cargo orgánico importante dentro del PSC –las asambleas donde consiguieron apartarlo para quedarse ellos con la silla fueron realmente de traca. Que ahora pacte con el PP ya es el colmo.
¿Cómo justificarlo ante el electorado en caso de que hubiera repetición electoral? ¿Qué tipo de declaraciones harán en fechas importantes como el 8M o el 14 de abril?¿Cuando PP y PSOE se den cera en Madrid, la convivencia del gobierno municipal se verá afectada?
Y lo más triste del asunto es que el PSC y Vivim, la extraña pareja, tuvo en sus manos una propuesta formal de ERC para gobernar juntos. Un partido que no solamente iba a aportar una experiencia de gobierno que buena falta les hace, sino que tiene muchísima más proximidad ideológica hacia ellos. Por no hablar de que el PSOE y ERC se apoyan mutuamente a nivel nacional desde hace tiempo, cosa que también tiene su puntito.
Probablemente la reacción que suscitarán estas palabras se resumirá en comentarios como “quien escribe esto es un rebotado” o “seguro que quería un carguito y no se lo dieron, por eso ahora raja”. Lo entendería perfectamente porque escudarse de las críticas descalificando al mensajero es mucho más sencillo que asumir la responsabilidad de las acciones propias: cuando te pasas media vida política criticando a un partido y luego pactas con él, si tienes un mínimo de conciencia, tiene que escocerte un poco. O debería.
En todo caso, Montcada enfrenta grandes retos que definirán el devenir de la ciudad durante muchos años, estando en manos de un gobierno formado por arribistas, ambiciosos y amateurs. Para ganar un buen sueldo no es necesario hacer este tipo de maniobras, es mucho más bueno para la conciencia intentar buscar un buen trabajo y currárselo cada día. Pero para eso hay que tener conciencia.
En resumidas cuentas, el timón del barco está en manos de grumetes de agua dulce.