‘Etiernamente’ agradecido, Paco
Un veí de Can Sant Joan recorda l’amo del bar San Juan Atlético, que va ser entrenador de moltes generacions de joves del barri a la Peña Águilas
Érase una vez al final del verano del 82, cuando iba a iniciar una temporada como infantil de la Peña Águilas de Can Sant Joan. Comenzaba así una nueva etapa de mi existencia que marcaría una parte muy importante de mi personalidad y mi vida en el barrio. Íbamos a tener como entrenador al Paco. Corría el rumor de que era duro y exigente, pero nada más lejos de la realidad. Era un gran tipo que ponía por encima de todo el trabajo en equipo y que se convirtió en el padre de todos. Sabía ganarse al grupo, tanto en los momentos distendidos, como en los momentos tensos, en los que, con tan solo una mirada, sobraban las palabras.
En septiembre del 83, antes de un partido, Paco me dijo “López, vas a jugar de interior derecho, aunque quizás estás un poco tierno”, comentario que provocó la risilla de algún compañero. Tras aquel episodio, casualmente falté al siguiente entreno y cuando fui de nuevo, Paco me preguntó por qué no había ido y mi respuesta fue el inicio de mi bautismo. Le contesté, con cierta ironía, “estaba un poco tierno y decidí no venir hasta hoy”. El grupo comenzó a reír y él, muy serio, me contestó “con que tierno, eh? Vaaaale chaato”. Durante el entrenamiento de ese día me machacó, dirigiéndose a mi como Tierno: “Tierno, venga, sprint!”, “Tierno, ahora, flexiones!”.
Desde entonces, todos me conocen en el barrio como Tierno, el mote que me puso Paco. Jamás interpreté aquel entreno como un castigo sino, más bien, como una lección de humildad y respeto hacia mi entrenador. Paco entrenó muchas generaciones de jóvenes del barrio y, a buen seguro, todos y cada uno de ellos guardarán alguna anécdota que le habrá marcado como la que yo os he contado.
Paco dedicó muchas horas de su tiempo al fútbol base y a los chavales de forma altruista. También colaboraba de forma desinteresada con el equipo de fútbol del barrio, así como en apoyar eventos deportivos de otras entidades y siempre de forma anónima. Paco dedicó toda su vida al bar, que abría muy temprano, y al que casi todos los jóvenes del barrio íbamos a tomar la última copa, algo “pasadetes” en más de una ocasión. En mi caso, una sola mirada de él bastaba para que me comportara debidamente. Y, como yo, multitud de jóvenes del barrio durante más de cuarenta años que han ido “pasadetes” y jamás, jamás le perdieron el respeto.
En fin, es muy triste todo lo que ha sucedido y no sé donde está fallando esta sociedad para que pueda suceder esto. Tenemos que reflexionar todos, porque Paco se pasó toda la vida ayudando y colaborando altruistamente y no se merecía un final así.
Paco, el fútbol del barrio, el barrio y muchos de aquellos chavales que tuviste a tu cargo como entrenador siempre te estaremos agradecidos. En mi caso, te estaré “etiernamente” agradecido.
(Text llegit el 5 d’agost durant el funeral de Francisco Pérez Casals)